Igualdad y equidad son términos intercambiables, ¿verdad? No exactamente. Resulta que esas dos palabras pueden tener un gran impacto en la forma en que las personas abordan diversidad e inclusión.
En el lugar de trabajo, comprender los matices entre igualdad y equidad es vital para crear una cultura en la que todos los empleados tengan la oportunidad de prosperar. Analicemos las diferencias entre igualdad y equidad y cómo ese conocimiento puede ayudar a implementar más iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en el lugar de trabajo.
Entendiendo la igualdad en el lugar de trabajo
La igualdad en el lugar de trabajo es el principio de brindar las mismas oportunidades y recursos a todos los empleados, independientemente de su origen o características. Implica un compromiso con la equidad y la no discriminación. Sin embargo, el concepto de igualdad a veces puede no satisfacer las diversas necesidades y circunstancias de cada individuo.
Lo que parece igual a primera vista puede no dar resultados equitativos para todos.
Diferencias clave entre igualdad y equidad
La equidad suena similar a la igualdad, pero en realidad es bastante diferente y un poco más complicada. Para eliminar las barreras que pueden encontrar algunas personas marginadas, la equidad reconoce que nuestras identidades influyen en las oportunidades organizacionales a las que tenemos acceso. La equidad reconoce que todos comenzamos de puntos de partida diferentes y tenemos necesidades diferentes, mientras que la igualdad simplemente significa recursos iguales para todos.
La equidad implica un enfoque proactivo para nivelar el campo de juego, asegurando que cada empleado tenga acceso al apoyo y los recursos que necesita para tener éxito. Como resultado, se deben dedicar más recursos a eliminar las barreras estructurales y las disparidades sociales.
Incluso hoy, según la ley, las minorías por raza, género o discapacidad pueden técnicamente recibir igualdad de oportunidades, pero si comienzan con menos oportunidades, siguen teniendo menos en general que sus pares. Lo que todos merecemos es equidad. En el lugar de trabajo, los empleados merecen un trato equitativo y también la eliminación de las barreras.
Impactos reales de la equidad en el lugar de trabajo
La disparidad entre igualdad y equidad se hace aún más evidente cuando se consideran situaciones del mundo real. Por ejemplo, si bien ofrecer a todos los empleados el mismo puesto de trabajo estándar puede parecer justo, no se adapta a las necesidades físicas de las personas.
La equidad, en este contexto, implicaría adecuar los espacios de trabajo con adaptaciones razonables para satisfacer esas necesidades, garantizando así la igualdad de acceso y oportunidades para todos.
Por ejemplo, los estudios muestran que aproximadamente una de cada cuatro mujeres considera dejar su trabajo debido a los síntomas de la menopausia, y el 90% dice que siente que esos síntomas afectan negativamente su trabajo. Con adaptaciones razonables para estos síntomas, las mujeres que atraviesan la menopausia pueden sentirse más seguras en el trabajo y lograr resultados más equitativos con sus pares.
En un ejemplo real de igualdad, un gerente de contratación podría introducir una selección ciega de currículums, eliminando identificadores como nombres y género para garantizar una evaluación justa y abordar las disparidades en la contratación. De este modo se apuesta por un reclutamiento inclusivo. Esto puede incluir el seguimiento de la demografía de contratación y retención, la búsqueda activa de bolsas de trabajo más diversas y la capacitación de los reclutadores en iniciativas de DEI.
Estrategias para fomentar equidad e igualdad en el lugar de trabajo
Para cultivar una cultura de equidad e igualdad, las organizaciones deben adoptar estrategias proactivas que aborden las diversas necesidades de su fuerza laboral. Esto puede implicar romper el tabú que rodea las discusiones sobre problemas de salud o discapacidades, brindar apoyo y adaptaciones específicas o implementar acuerdos laborales flexibles.
Aumentar la aceptación de los líderes de un lugar de trabajo más equitativo también es esencial para impulsar un cambio significativo e incorporar iniciativas de DEI en la cultura organizacional. Los líderes deben asegurarse de que el lugar de trabajo esté libre de prejuicios y acoso y de que todos sean escuchados y tratados de manera justa.
Con un modelo establecido por los líderes de la organización, la adopción de diversas culturas permitirá a los empleados forjar relaciones productivas con los clientes y las partes interesadas, mejorando el compromiso, la comunicación y la cooperación del equipo.
Además, los beneficios de priorizar la equidad, diversidad e inclusión en el lugar de trabajo se extienden mucho más allá del cumplimiento normativo y la toma de decisiones éticas. Los estudios han demostrado que las organizaciones con una diversidad superior a la media tenían una mejor capacidad para responder a las necesidades de los clientes, eran consideradas mejores lugares para trabajar y un 19% más rentables.
Navegando por el futuro de la inclusión en el lugar de trabajo
En conclusión, si bien la equidad puede parecer similar a la igualdad, implica una comprensión más profunda de las complejidades que rodean la justicia y la inclusión. La equidad reconoce la influencia de las identidades individuales en el acceso a las oportunidades dentro de las organizaciones y hace hincapié en la eliminación proactiva de las barreras que enfrentan los grupos marginados.
Un método proactivo para crear una cultura de igualdad y equidad en tu organización es la capacitación en el lugar de trabajo sobre DEI. Al dedicar recursos para abordar las desigualdades estructurales, podemos garantizar que cada empleado tenga el apoyo que necesita para prosperar.