Las empresas de outsourcing conocen muy bien la preocupación de sus clientes acerca del valor añadido de la externalización.
El estudio “Termométro de la Logística”, publicado por Alimarket Gran Consumo, destaca como primeros requerimientos para la operativa logística de las empresas conceptos como agilidad, mejora continua, adecuación de los flujos a la demanda cambiante o la reducción de ineficiencias en los procesos.
Resulta imposible no enlazar estas demandas con las exigencias de los clientes, sobre todo en el momento de plantear un proyecto a medida en lo que concierne al valor añadido de la externalización y lo que ello supone para una operación dentro de su cadena de suministro.
La especialización como valor añadido de la externalización
A la hora de enumerar esas demandas de los clientes, una de las primeras motivaciones de las empresas externalizadoras de procesos de intralogistíca es la especialización. Las organizaciones precisan socios especializados que gestionen las operaciones de sus cadenas de suministro.
Es lógico llegar a esta conclusión, puesto que estamos ante uno de los procesos de logística interna que presentan un mayor protagonismo en la cadena de valor de las empresas. Por ello, precisamente, es necesario un elevado grado de especialización para la gestión. De esta manera, se conseguirá una optimización ágil y segura, adaptando recursos humanos, tecnología y experiencia a las distintas etapas de la supply chain y supeditándolos a las diferentes oscilaciones de los flujos de entrada de materiales y de las demandas del mercado.
Un ejemplo de especialización
Para visualizar la especialización como valor añadido de la externalización, tomemos como ejemplo el comercio. Se ha venido demonizando el e-commerce frente al comercio tradicional. No obstante, hemos visto cómo muchos de estos últimos no solo coexisten con el comercio online sino que, además, han experimentado un incremento de negocio, incluso una fase de expansión.
Cuestiones como la especialización, el cuidado al cliente, la solución a medida, la confianza, el asesoramiento… son conceptos de valor añadido asociados al comercio tradicional. Ello ha permitido la supervivencia frente a la competencia tecnológica.
Dicho esto, cabe destacar que son estos mismos conceptos los que se asocian a las medidas que aportan los agentes de outsourcing. Para estos proveedores, la experiencia del cliente resulta vital a la hora de elegir el socio con el que se gestionará un determinado proyecto. Un socio especializado conseguirá que la empresa mejore su competitividad.
El riesgo empresarial
Otro valor añadido de la externalización de operaciones dentro de la cadena de suministros sería la derivación de parte del riesgo empresarial de la actividad hacia un socio estratégico.
El riesgo empresarial se puede tener en consideración por distintos motivos. Desde el punto de vista de los costes, permite transformar un coste fijo de la empresa en un coste variable que puede ser incluso tangible a través de distintos indicadores de facturación fundamentados en la unidad (pick, palet, pedido, contenedor…) El riesgo se traslada de la empresa principal a la empresa de outsourcing en tanto en cuanto ésta dimensione la operación con los recursos humanos y recursos técnicos adecuados y flexibles.
Por otra parte, podemos tener en cuenta el riesgo comercial. Un considerable aumento de actividad o un contrato firmado con un cliente, que tendrá una carga determinada concluyente en nuestras ventas, se puede llevar a cabo con los propios recursos de la organización. Esto nos obligaría a asumir el riesgo empresarial que pudiera generarse con una variación a la baja del índice de demanda o la pérdida del contrato con el cliente más importante.
Pero el riesgo comercial puede ser compartido, incluso derivado, si ponemos en manos expertas ciertos procesos de la cadena de suministros. De este modo, si se produjeran estos cambios, se podría finalizar la actividad externalizada y conseguiríamos mantener indemnes las estructuras básicas de la empresa cliente.
Soluciones de flexibilidad
En el entorno actual en el que nos movemos, la demanda y la disponibilidad de materias primas y cuestiones geopolíticas, hacen imprescindibles contar con soluciones de flexibilidad. Pero, en nuestro país, además, los cambios en la normativa laboral no se lo ponen fácil a las empresas y existen dificultades a la hora de adaptarse a las fluctuaciones de la oferta y la demanda.
Aquí nos encontramos con otro valor añadido de la externalización, ya que esta práctica deriva la necesidad de flexibilidad al operador especializado. Él asume el riesgo de dotar a las operaciones de una evaluación adecuada, evitando sobrecostes e ineficiencias por no dotar a las operaciones de los medios y recursos necesarios.
Hemos hablado de flexibilidad, de especialización, de agilidad, de optimización… conceptos que entendemos representan los pilares fundamentales de una propuesta de valor sólida para una empresa que quiera estar en el mercado como proveedora de servicios de outsourcing.
Por último, hemos descrito atributos que entendemos se deben estar continuamente trabajando y mejorando para entregar un servicio que se alinee con las soluciones que necesitan las empresas en su cadena de suministro. Son propuestas de valor añadido de la externalización, para ayudar al cliente a crecer sin incrementar su riesgo empresarial, a ser más flexible y a ser más competitivo en su mercado.