Formación y desarrollo
Las empresas cada vez son más conscientes de que se necesitan nuevas aptitudes para afrontar los retos y tener el mejor talento, lo que implica que deben apostar por la formación y el desarrollo. Según el estudio LinkedIn, Workplace Learning Report 2023, las aptitudes necesarias para acceder a un empleo han cambiado en torno al 25 % desde 2015 y se prevé que el porcentaje se duplique dentro de tres años. Estas cifras ponen en evidencia la necesidad de crear espacios de aprendizaje en las organizaciones para conseguir que sus equipos tengan las aptitudes necesarias para avanzar con éxito y seguir siendo competitivos.
Atracción y fidelización del talento
Las empresas que generan una cultura de aprendizaje desarrollan una fuerza laboral comprometida que favorece la atracción y fidelización del talento mejorando la cuenta de resultados de la empresa. Sin duda, una plantilla comprometida es más productiva, tiene menor tasa de absentismo y permite a la empresa incrementar su agilidad para adaptarse a los cambios.
Por el contrario, la fuga de talento tiene un importante impacto negativo en la organización. De hecho, los profesionales tienen hoy en día una mayor exigencia sobre su puesto de trabajo para que cumpla tanto requisitos profesionales como personales. Así lo ha comprobado LinkedIn, que destaca en su último estudio que el 54% de los españoles se plantean cambiar de trabajo este año. Según este estudio, entre los principales aspectos que valoran los profesionales está “tener más oportunidades de crecimiento profesional dentro de la empresa" y “tener oportunidades de formación y desarrollo”. Por tanto, las organizaciones que no lo tengan en cuenta, probablemente sufrirán una fuga de talento con las consecuencias negativas que esto implica.
Hoja de ruta empresarial
Cada organización es única, por lo que es fundamental que su plan de formación esté alineado con la estrategia y necesidades del negocio, así como con las necesidades de su plantilla. En mi opinión, hay tres áreas prioritarias que deben estar en la hoja de ruta de los planes de formación y desarrollo de las empresas: competencias digitales, nuevas habilidades y desarrollo del liderazgo.
Como las competencias digitales son una de las prioridades para dar respuesta a los desafíos tecnológicos de las organizaciones, es necesario establecer un programa de upskilling que desarrolle este tipo de competencias. Además, la tecnología ha avanzado de una forma que no hubiésemos podido imaginar. Es el caso de la Inteligencia Artificial, cada vez más dominante. Sin embargo, este incremento de tecnología requiere de nuevas habilidades que difícilmente podrán ser reproducidas por las máquinas y que cobran cada vez más relevancia.
La fórmula de la innovación
Ante este entorno tecnológico es aconsejable detectar las habilidades fundamentales que necesitamos para dirigir y alimentar el futuro de la innovación en cualquier empresa:
- Curiosidad. Activar tu mente, no para matizar ideas existentes, sino para encontrar ideas totalmente nuevas.
- Creatividad con mentalidad innovadora. La curiosidad conduce a la creatividad, que no puede ser sustituida fácilmente por la tecnología. Tu perspectiva y cómo contextualizas tus ideas marcan la diferencia.
- Iniciativa. Ser creativo solamente no te llevará a ninguna parte si no pasas a la acción, aquí entra en juego el compromiso.
- Toma de decisiones y análisis de problemas. La IA carece de un elemento central: la capacidad de preguntar; digamos, de cuestionar, de refutar, de interrogar.
- Pensamiento crítico. Cuestiona los resultados.
- Empatía. Dedicar tiempo a comprender a las personas con las que se interactúa y conectar profundamente (clientes, colaboradores…).
- Flexibilidad cognitiva. Ser capaz de adaptarse al cambio y conceptualizar ideas múltiples y complejas a la vez.
Desarrollo del Liderazgo con propósito
Empresas y directivos tienen que trabajar el propósito como referencia de modelo de liderazgo y fijar un propósito de empresa y de equipo. El propósito motiva a los empleados a utilizar sus habilidades y experiencia de la mejor manera posible. Les empuja a reflexionar, a descubrir sus propias metas, y, lo que es más importante, alinearlas con el propósito de la organización.
Los líderes profesionales de este futuro deben tener valores y virtudes que inspiren a sus equipos a alcanzar metas individuales y en grupo. Deben ser maestros conectando propósitos con empatía y pasión para construir una cultura de excelencia y generar confianza. Liderarán para construir espacios psicológicamente sanos en los que el equipo sienta que puede sugerir ideas, admitir errores y asumir riesgos sin consecuencias negativas. Este estilo de liderazgo contribuirá a fidelizar el talento y a tener equipos ágiles y comprometidos.
“El talento debe ser visto como el ingrediente más indispensable para el éxito, pero el éxito también depende de cómo se gestiona el talento” (Schweyer).
Mª Angeles Tajuelo Valverde
Directora de Aprendizaje y Soluciones
Adecco Learning & Consulting