La agitación global de los últimos años provocó perturbaciones en el mundo empresarial a una escala trascendental. Algunas empresas lograron aguantar la situación, mientras que otras fracasaron. Para muchos, fue la resiliencia empresarial lo que marcó la diferencia.
La resiliencia empresarial es la capacidad de una organización para adaptarse y recuperarse de una crisis. La Covid-19 fue una crisis global sin precedentes, y la velocidad y escala de los cambios que provocó tomó al mundo por sorpresa, pero cualquiera que sea la causa particular, el cambio siempre está por llegar.
Las organizaciones resilientes no sólo pueden sobrevivir a una crisis (grande o pequeña), sino también prosperar en el otro lado. Por lo tanto, no sorprende que en el tumultuoso y vertiginoso entorno actual, la resiliencia se esté convirtiendo en una faceta no negociable de la estrategia empresarial. De hecho, la Encuesta de Crisis Global 2021 de PwC reveló que el 84% de los encuestados globales habían discutido el valor de la resiliencia organizacional.
Mientras atravesábamos la pandemia, una de nuestras aspiraciones era salir de ella más fuertes. Y esa, realmente, es una definición decente de resiliencia empresarial, ¿no es así? Para los expertos, la resiliencia actual consiste en aceptar que no habrá una 'nueva normalidad'. No buscamos estabilidad. Ahora vivimos, operamos y empleamos en un entorno donde las cosas cambiarán constante y definitivamente.
En este momento, las empresas tienen la oportunidad de aprovechar lo aprendido en los últimos años y prepararse para el futuro. Después de todo, el cambio es la única constante. Incluso si no hay otra crisis sanitaria global, las demandas de nuestros empleados y clientes cambiarán con el tiempo. Las influencias externas cambiarán. Para nosotros, volvernos más resilientes consiste en establecer una mentalidad de saber y aceptar que ese es el caso y luego construir sistemas y procesos en nuestro negocio que nos permitan gestionar esa mentalidad y gestionar cómo son las cosas.
Estos especialistas parecen estar de acuerdo: “En el mercado actual, es difícil para cualquiera planificar, por lo que es necesario tener estructuras con flexibilidad. Necesitamos poder reaccionar rápidamente. Pensémoslo de esta manera: cuando estamos bajo estrés, nuestro cuerpo reacciona al estrés de diferentes maneras, produciendo diferentes tipos de respuestas para enfrentar los estímulos. Es lo mismo en los negocios. Necesitamos poder ejecutar una respuesta. Y eso es resiliencia organizacional”.
Entonces, ¿qué tienen en común las organizaciones resilientes?
Una voluntad de cambiar
Parece simple, pero una de las características compartidas de las organizaciones resilientes es la voluntad de cambiar. Como explica algunos expertos en RR.HH.: Para afrontar la presión, tienes que poder salir de tu zona de confort. No se puede tener miedo al cambio, hay que observar las oportunidades que trae el cambio. No existe nada parecido a "hacer negocios como siempre" en una situación volátil.
Curiosidad y flexibilidad
Las organizaciones resilientes interrogan más allá de lo que están haciendo para explorar por qué y cómo lo hacen. La reflexión constante es vital. Tenemos que continuar con la búsqueda de cómo mejorar nuestra forma de funcionar. Luego, cuando se hacen las mejoras necesarias, hay que mirar más allá del problema inmediato, ser curioso y tratar de entender realmente lo que está pasando. Hacemos preguntas y tratamos de obtener suficientes conocimientos para actuar. El trabajo multifuncional y un poco de pensamiento investigativo pueden resultar muy beneficiosos en este sentido.
Dureza y determinación
Las organizaciones resilientes toman decisiones difíciles y hacen lo que hay que hacer para sobrevivir. En última instancia, lo que no nos mata nos hace más fuertes. Cuando los tiempos son difíciles, hay que aceptarlo y ser más duro. Debemos desarrollar valor, tanto a nivel personal como empresarial, al enfrentar un desafío, recuperarnos y salir del otro lado más fuertes. Necesitamos determinación, carácter y el deseo de aprovechar las oportunidades de aprendizaje.
Una perspectiva a largo plazo
Puede resultar tentador adoptar una visión a corto plazo en períodos de estrés y centrarse simplemente en lo que hay que hacer en cada momento. Sin embargo, la resiliencia empresarial mantiene la vista puesta en el horizonte. Sí, tenemos que ocuparnos de las operaciones comerciales ahora mismo, pero debemos mantenernos centrados en el futuro de nuestro negocio. Se podría pensar que nos podemos salirnos con la nuestra en el corto plazo, pero ¿qué sucede si la recuperación del mercado tarda más de lo esperado?
Capacidades digitales sofisticadas
Ya sea para implementar transformaciones digitales de gran alcance o aprovechar datos para adoptar nuevos modelos operativos y medir su efectividad, las capacidades digitales son omnipresentes entre las organizaciones resilientes de hoy. Se hace preciso mantener las capacidades digitales y comprender cómo usar con éxito la información recopilada: interpretarla, difundirla y desafiarla. Más tarde podremos utilizarlo para evolucionar. Adoptar la tecnología permite a las empresas ser más flexibles, acceder a conocimientos e información, realizar análisis de valor agregado y, en última instancia, aportar datos que desencadenan conversaciones y provocan pensamientos.
Una comprensión profunda de cómo gestionar el riesgo
Las empresas que tienen la resiliencia en su ADN son expertas en recopilar información, evaluarla y tomar medidas decisivas. No se puede intentar anticipar y resolver todos los problemas antes de actuar. En algún momento hay que gestionar la presión, equilibrar el riesgo y tomar una decisión. Es necesario estar dispuesto a adoptar una visión más comercial y asumir más riesgos. No se puede estar absolutamente en lo cierto. Sólo hay que preguntarse: ¿es esta decisión lo suficientemente buena como para ayudarnos a avanzar? ¿Y somos lo suficientemente inteligentes como para corregir el rumbo si algo sale mal? Esa es la base de la resiliencia empresarial.