¿Cómo puedo mejorar la productividad en mi empresa?
Sin duda alguna, mejorar y aumentar la productividad es el gran anhelo de cualquier empresa. Es un proceso que consiste en incrementar el valor de los productos o servicios obtenidos manteniendo el mismo nivel de inversión.
También, según las necesidades de la compañía, puede tener como objetivo mantener el rendimiento reduciendo el dinero en determinadas unidades de la firma (por ejemplo, prescindiendo de maquinaria o, en el peor de los casos, de empleados).
En términos generales, podemos decir que aumentar la productividad es hacer cualquier cambio o ajuste en la dinámica de la empresa con la finalidad de aprovechar mejor los recursos pero sin descuidar los niveles de producción. En otras palabras, obtener un mayor rendimiento reduciendo o manteniendo la inversión.
Para ello, hay dos aspectos excluyentes para analizar: el equipamiento y el personal que forma de la plantilla de la compañía.
Calcular productividad del equipamiento
Para calcular la productividad de los equipamientos que hay en una empresa, se tienen en cuenta tres indicadores básicos: el stock, el rendimiento y la calidad de la maquinaria.
El resultado de este trabajo te permitirá conocer cómo puedes mejorar los tiempos para optimizar el equipamiento de la compañía.
Está claro que, si la maquinaria tiene problemas, esto puede repercutir severamente en los procesos de producción de una firma porque será necesario llevar a cabo arreglos o, en el peor de los casos, comprar nuevos equipos.
Para evitar este tipo de situaciones, es clave revisar la maquinaria con cierta regularidad (en función de sus características) para prevenir cualquier inconveniente que desencadene un desperfecto técnico.
Calcular productividad de los empleados
El activo más importante para cualquier empresa son sus propios empleados, lo que significa que buena parte de la productividad va a depender de los trabajadores, principalmente de sus habilidades y formación.
Está claro que la plantilla de trabajo debe estar compuesta por personas que estén capacitadas para el puesto.
Esto significa que cuenten con los estudios y el conocimiento - en ocasiones también experiencia - que exija la empresa.
Por supuesto que no todo depende de la capacidad de los trabajadores, sino que es fundamental que estén bien organizados para que la productividad sea óptima.
En otras palabras: puedes tener a los mejores profesionales pero esto no significa que el rendimiento sea excelente.
Piénsalo en términos deportivos: muchos equipos que están repletos de estrellas no siempre obtienen los resultados esperados porque falla la táctica del técnico.
Aquí pasa lo mismo. Por eso es preciso que quienes ocupan altos cargos - el directivo, principalmente - sea una persona capaz de gestionar exitosamente los recursos humanos de la empresa.
Lógicamente, prestar atención al aspecto emocional es también muy importante para la productividad de los trabajadores.
En caso de un problema personal, es necesario que la empresa brinde apoyo desde el lugar que se pueda (darle unos días libres, por ejemplo). Ten por seguro que la persona lo va a valorar y esto se verá en su rendimiento a futuro.
Un buen ambiente de trabajo es imprescindible para lograr la productividad deseada porque mantiene al equipo motivado y contento durante toda la jornada laboral.
Por otra parte, cuando un profesional no está a la altura de lo que se espera de él o viene fallando constantemente, es preciso comunicárselo y dejarle en claro que debe cambiar o puede perder su trabajo.
Por último, la empresa tiene que estar alerta a posibles áreas o puestos nuevos, ya sea por el aumento de la producción o porque el avance de la tecnología hace que sea necesario contratar personal para trabajar en cuestiones de marketing.
Automatizar procesos
Entre los grandes beneficios que brinda la tecnología para las empresas, uno de los más valorados es la de automatizar/externalizar determinados procesos que hacen al funcionamiento de una firma.
En la actualidad, existen empresas de consultoría que ponen a disposición profesionales capacitados para que se hagan cargo de determinados trabajos, desde limpieza y mantenimiento hasta desarrollo de estrategias de marketing.
Estos procesos se conocen como Business Process Outsourcing (BPO), que en español significa “externalización de procesos de negocios”.
Algunas de las áreas del BPO más demandadas en la actualidad son Administración y Finanzas - con el objetivo de conocer el estado económico actual de la firma y Recursos Humanos - para tareas de reclutamiento y contratación de nuevo personal -.
También son altamente requeridos Servicios de Gestión de la Información - para trabajos relacionados a tecnologías de la comunicación y comunicación, especialmente uso de redes sociales -.
Por último, se pueden externalizar tareas completamente secundarias de la empresa, como actividades que nada tienen que ver con la empresa.
Hablamos de, por ejemplo, tareas de limpieza y jardinería, vigilancia, manejo de eventos y conferencias, entre otras actividades.
Independientemente de las necesidades y objetivos de la firma, externalizar determinados trabajos es de gran ayuda para aquellas empresas que buscan mejorar la productividad de la empresa.